viernes, 15 de noviembre de 2019

Lucía la abeja

¡¡Hola!! El cuento de esta semana está escrito por Tiago Pérez de 2º. Se llama Lucía la abeja.


Lucía, era una abeja muy guapa de ojos azules que vivía sóla en su casa con catorce gatos y cuatro perros, ¡ah, y tiene una lámpara en forma de pez!
Una mañana, Lucía se levantó y desayunó tostadas de paté pero como se despertó a las ocho de la mañana, estaba cansada y se fue a dormir.

Volvió a levantarse, y, antes de marcharse se comió un bocata de mantequilla para estar sana.


- Ñam, ñam, dijo mientras comía y se fue.

Salió a dar una vuelta. Lucía, vivía en una colmena con forma de casa, tenía un millón de vecinos, gobernados por un rey-abeja que tenía catorce años, aunque algunos no les caía demasiado bien. Mientras paseaba, fue recogiendo polen para producir la miel, llevarsela a casa y volver a salir a repetir el proceso.

-¡Ay vaya por Dios! ¿Por qué tengo que hacer yo el trabajo?, preguntó quejándose mientras recogía el polen.

Cansada de trabajar, se subió a un tren hecho de pétalos que medía un metro de largo pero que para ella era gigantesco. Su destino era la casa de las hormigas en el subterráneo porque le gustaba meterse en la casa de las hormigas a trastear pero esa vez la pillaron.

Se escabulló por la salida de emergencia para que no la pillaran -Hola hormigas amarillas, ¿a que no me pilláis?- dijo con tono jocoso.

Huye hasta las flores porque le perseguían las hormigas voladoras, capaces de comerse a una abeja de una sentada. Pero en su huida, choca contra Antonio, un niño muy malo, que se la quita del pecho donde chocó y la lanza muy lejos de allí.

Lucía cayó al suelo haciéndose mucho daño con heridas fatales pero afortunadamente, llegó el maquinista del tren y la socorrió.

-Toma, te doy cincuenta pavos para pagar el tren que es muy caro.
-Venga sube, dijo el maquinista rechazando el pago.
-¡¡Muchas gracias!!- exclamó sonriente Lucía.

Y el maquinista la llevó a salvo hasta su casa.